Las estadísticas señalan que, en España, se desechan más de 300.000 toneladas anuales de neumáticos que fueron usados en
coches u otro tipo de vehículos. De ese total, unas 100.000 toneladas de
neumáticos son enviadas a plantas de tratamiento que los convierten en combustible y materia prima para la industria cementera. Esto es
posible gracias a la composición de los neumáticos. El caucho y la tela
desprenden una elevada cantidad de calor (7.500 Kcal/kg), mientras que el
hierro posibilita la posterior producción de clinker, el material del cual se
extrae el cemento. La utilización de los neumáticos como combustible supone un
nivel bajo de contaminación, ya que liberan una escasa cantidad de azufre
respecto a los combustibles convencionales y posibilita una reducción en las
emisiones de dióxido de carbono (CO2). Otras 50.000
toneladas de neumáticos desechados son transformadas en polvo de caucho y se
utilizan como aglomerado asfáltico. Este material permite construir carreteras y
pistas deportivas, por ejemplo. Por otra parte, unas 50.000 toneladas también
vuelven al mercado como neumáticos de segunda mano. Las cifras reflejan que
quedan 100.000 toneladas de neumáticos que han sido desechados y que acaban en vertederos. Se estima que
existen unas 3 millones de toneladas de neumáticos en basurales, algo que se
encuentra prohibido
por la ley.
por la ley.
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